Desde los tiempos en que a los españoles se les ocurrió invadir este hermoso valle que alberga a nuestra ciudad, Catia, ubicada al oeste de Caracas, ha sido una zona de resistencia política, cultural y militar, como se ha demostrado a lo largo de nuestra historia, ejemplo de ello son la resistencia indígena contra la invasión de los colonizadores, la lucha revolucionaria de los años 60, 70, 80 y 90 del siglo 20, y mas recientemente la defensa permanente de
Es común escuchar que a la gente de Catia se nos conoce por la irreverencia que demostramos al bailar, hablar o caminar. Algunos atribuyen nuestro comportamiento al hecho que Catia siempre ha sido una zona relegada, marginada, hospedaje de la fuerza de trabajo que pone en marcha al aparato productivo, reproductor de desigualdad; otros (creo que somos los más) además de las causas anteriores, nos sentimos herederos de un legado histórico que se inicia con la aparición del Cacique Catia, personaje entorno al cual se crea polémica porque unos pocos atribuyen su existencia a la mitología.
La historia está llena de mitos y realidades, y para los catienses, el Cacique Catia existió, la prueba contundente de ello la constituimos nosotros mismos, a quienes se atreven a cuestionar con “rigurosidad histórica” su paso por este mundo, le invitamos a que apliquen la misma rigurosidad a la existencia de Dios, después de eso conversamos.
